Lo que nos contaron los duendes... que hacían los niños taurinos...




Algunos llegan tarde a los toros, es decir llegan villamelones a los 20 o 30 años... pero no todos llegamos así al tendido...

Algunos tenemos la suerte de escuchar los olés! desde el vientre de nuestras madres, que aficionadas y panzonas reptan hasta el general de sol... como en el caso mío.
Contaré en breve. Resulta pues que mi Leonor (porque así se llama) estaba ya en el último mes de embarazo cuando comenzó la temporada en Puebla... y justo el día anterior a mi nacimiento mi madre en medio del bullicio, propio del toreo, comenzó con las contracciones sin prestarles mucha atención porque su atención estaba en el ruedo... ella no recuerda a los alternantes pero igual yo me imagino a Rafael Ortega muy jovencito, delgado como lo es ahora, voluptuoso en banderillas pero con una luz de poder en la muleta... Supongo, esa, ya vale como mi primera temporada.


La infancia de un aficionado es singular, entre muletas, capotes y monteras miniatura, espadas de palo, falsos trajes de un amarillo huevo apenas bordados, banderillas (de palo también) que de repente aburren... y entonces uno convence a sus primos de robar las agujas de tejer y jugar bien al toro, aunque después las señoras dueñas de esos niños salgan gritando enojadas por el pequeño par de agujeros que sus hijitos tienen en la espalda... claro en el mejor de los casos porque a eso casi nunca juegan las niñas... esas sólo quieren muñecas gringas, sin chiste para una aficionada que ha visto ya la muerte... y que cuando le toca ser el Toro se tira de a poco al suelo vendiendo cara la muerte como aquel castaño que vió la tarde anterior...

Recuerdos de la infancia taurina... haciendo el paseílllo siempre a la izquierda porque ahí van los viejos colmilludos decía mi abuelito, los de más antigüa alternativa después comprendí...

Se siente uno bien al hablar de toros, tiene razón Caballero... aunque sea un arrebato de rabia porque los toreros no dieron el ancho o los toros eran medrosos... no importa, hablar de toros es divertido sobre todo para el que nada sabe de ellos...
...como yo.

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