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Otra vez el destino... 7 recuerdos del Pana

Ahora sabemos que al Pana lo van a enterrar dos (tres?) veces porque no es fácil enterrar a un brujo, a una emoción tan grande . Hoy mi madre me preguntó por El Pana. Nos pusimos como niñas a llorar, sí. Ninguna de las dos fuimos cercanas a él. Ella recuerda que la última vez que lo vio en persona fue en la plaza, él vestido de civil con sombrero y puro, en el graderío muy cerca de mi padre. Pero no hablaron. Por mi parte, la última vez quizá fue en alguna plaza de Tlaxcala, o de Puebla. La realidad es que mi familia jamás fue de ídolos, ni posters, ni discos de cantantes... Pero Rodolfo era otra cosa. Un lance familiar en el que la admiración se conjugaba con la conmiseración hacia un ser querido en perpetua desgracia.  Uno.  Una vez fui con mi padre a ver al Pana con Alberto Ortega, fue extraño, ambos sabíamos que esa tarde era fatal, para alguno de los dos. Alberto era el talento hecho trizas y miedo. El Pana el talento hecho mierda por el alcohol y la ridiculez del que a fu

Soy yo, ese niño que juega al toro

Llevo algún tiempo alejada de las plazas,  pero es inútil alejarme del Toro, hay días enteros en los que lo único que me mantiene concentrada en mis tareas godinezcas es una serie de pasodobles y un poco de flamenco. Hay noches en las que pongo la corrida de la resurrección del Pana y vuelvo a sentirme feliz. Pero la alegría proviene de lugares aún más pequeños por ejemplo, sacudir esa parte del librero que tiene los libros taurinos que he recolectado a lo largo de mi andar. Otras veces al saludar y abrazar a mis amigos taurinos aunque sea sólo por chat. Pero también hay días en los que me molesta en demasía ser parte de un barco que está por hundirse.